Empezamos hoy con una pregunta: ¿Cuánto tiempo al día estás plenamente presente? ¿Horas, minutos, segundos? Nos referimos a la consciencia de tu cuerpo, tu postura, tu respiración, el lugar donde estás, lo que haces, lo que perciben tus sentidos…
Sentirnos presentes nos conecta con la realidad, nos permite darnos cuenta de lo que hacemos y sentimos. No solo es necesario para conocernos, sino también para conectar con nuestro interior profundo. Es lo contrario a vivir de forma automática, caminando con prisas, perdiendo las cosas que llevamos en las manos, engullendo la comida sin masticar y saborear, sin darnos cuenta de lo que sucede a nuestro alrededor…
Te proponemos practicar el estado de presencia y para ello aportamos algunas ideas y herramientas que puedan servir de ayuda.
- Poner una alarma en el reloj o en el móvil para que nos avise cada cierto tiempo, tres veces al día, cinco, cada hora… Será la señal para recordarte estar presente.
- Decir en voz alta la tarea que estás realizando: estoy poniendo la mesa, espero al autobús, leo un libro, camino…
- Presto atención a mis pies mientras camino: talón – dedos, talón – dedos.
- Hago tres inspiraciones profundas, exhalando lentamente.
- Como de forma consciente: mastico despacio, percibo los sabores, trago, huelo, siento el tacto de los cubiertos…
- Cierro los ojos y me centro en otros sentidos: percibo olores o sabores.
- Acaricio la piel de mis manos o de la cara y siento las sensaciones.
- Observo atentamente a mi alrededor: cielo, nubes, semáforos, muebles, objetos…
- Me fijo en mi postura y en las zonas de mi cuerpo donde siento más presión: los pies, la espalda, las piernas…
- Escucho los sonidos que puedo percibir, primero los más cercanos y luego los más lejanos.
- Observo mis emociones, como me siento en un instante concreto: alegre, nerviosa, triste, enfadada…
- Repito una oración breve o un mantra: “Que todos los seres sean felices, que todos los seres tengan paz”, “Nada te turbe, solo Dios basta”, “Paz, paz, paz”, “Om Shanti, Shanti, Shanti”…
“Estar presente es el milagro”.
Eckhart Tolle