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Retiro de Otoño

    otoño

    El otoño es una estación propicia para vaciarnos de lo que nos sobra y así poder renacer de nuevo. Al igual que los árboles se desprenden de sus hojas, me sentí invitada a practicar el desprendimiento o el desapego, justo cuando lo necesitaba. Como suelen suceder las cosas.

    Se trataba del cuarto retiro de silencio al que acudía. Me resultó muy fácil entrar en el clima, a pesar de mis propias distracciones, que también se vinieron conmigo. Necesitaba vaciarme, y sabía de qué. Me tocó de forma significativa un par de frases de Etty Hillesum, una mística del siglo XX a la que admiro profundamente. Venía a decir Etty, que se consideraba como un recipiente de vida, del cual era responsable. Tomé conciencia en ese momento de que la responsabilidad de cuidar esa vida y ese recipiente estaba en mis manos. Siempre lo supe, como tantas y tantas cosas, pero nunca se me había mostrado tan claro como en ese momento. Me sentí privilegiada por haber tomado conciencia de ello de una forma tan intensa y consciente.

    La fuerza de estas palabras me llevó al pasaje del evangelio en el que Jesús le pide a Pedro que vuelva a remar mar adentro y eche las redes, después de haber estado bregando durante toda la noche sin pescar nada. Y es que, para que ese recipiente que somos rebose de vida, el único camino es ir hacia el interior. La vida de verdad no la encontramos cuando buscamos fuera de nosotros mismos, sino cuando nos encaminamos y ponemos rumbo hacia nosotros mismos. Este es el gran reto que tenemos como personas, inmersas en una cultura donde se nos invita justamente a lo contrario, a caminar y vivir hacia fuera. 

    Para emprender esta aventura de descubrir quienes somos, además de querer, hemos de prepararnos. Eso supone ejercitarnos en el silencio, vaciándonos de ruidos y de todo aquello que obstaculiza este camino único y exclusivo. 

    La otra expresión que me interpeló de Etty en este retiro fue aquella en la que mostraba su deseo de ser núcleo de esperanza en el infierno donde se encontraba; esa esperanza brotaba de un recipiente lleno de vida fruto del camino interior. Para mí las expresiones “recipiente de vida” y “núcleo de esperanza” resumen mi experiencia personal en este retiro de silencio.

    Gracias a Mas que Silencio por ofrecerme la oportunidad de compartir este testimonio.

    Mari Fran Sánchez Vara