¿Tú cómo miras?
Si alguien nos preguntara:
– ¿Tú miras?
– ¡Por supuesto!, responderíamos.
No se la vuestra, pero mi mirada es muy selectiva. No se muy bien que es lo que le pasa a mi mirada, o no mira bien o no ve lo que mira. Hay lugares por los que paso continuamente, pero descubro su existencia sólo cuando los necesito. En estas ocasiones me gusta decir que tengo una vista aérea, una vista panorámica, pero con detalles poco definidos; se queda en la superficie de las cosas. Estoy segura que reconocéis esta mirada y que espontáneamente diríais: ¡sí, pero…!
Claro. Un cuadro de la ciudad de Toledo, lo reconozco allá donde se encuentre. Hay personas que identifico de espaldas y a distancia, no me pasan desapercibidos sus movimientos al caminar, su silueta, el color de su piel, su altura, el movimiento de sus manos… Tengo que decir que para esto hace falta mantener algún tipo de relación personal.
Mirar más allá
Nuestra mirada tiene muchos niveles, os planteaba dos y entre ellos podríamos hacer muchas distinciones.
Hay otros dos que a mí me interesan mucho: mirar más allá de lo que nuestros ojos ven (contemplar) y mirarnos más allá de la imagen que tenemos y mostramos de nosotras y nosotros mismos (contemplarnos). De esta última hablaremos otro día.
Para contemplar hace falta pararse, es necesario que lo que se mira se convierta en el centro de nuestra atención. No vale si miramos y pensamos en otra cosa; si miramos y tenemos prisa; si miramos y estamos pendiente de otras situaciones que pasan a nuestro alrededor; si miramos y…
En la contemplación, lo que miramos necesita su tiempo para dejarse ver, para mostrarse. Necesita la comprobación de que estamos realmente interesadas para que se nos desvele. Hace falta tiempo y mirar más allá de lo que nuestros ojos nos muestran, hace falta tocar para ver; hace falta sentir para ver; hace falta moverse y girar en torno al objeto contemplado para verlo; hace falta alejarse y notar su ausencia, acercarse y observar todos los detalles para ver; hace falta…, hace falta… SILENCIO para contemplar.
Os voy a contar un secreto:
Tomarse un tiempo para contemplar es hacerse un regalo y si el objeto contemplado es una persona, la experiencia es alucinante. No necesitamos hacer puenting para tener emociones fuertes.
Inma.