Al principio el artículo se iba a titular ¿Para qué sirve un retiro de silencio? Pero esta pregunta se queda corta en esta sociedad en la que todo tiene que tener un valor, sobre todo monetario. Es más rico profundizar en su sentido.
A eso te invitamos con los siguientes apuntes, que aparecen sin orden de importancia. Todo esto y más ocurre, o puede ocurrir, en un retiro de silencio, dependiendo de cómo lleguemos, de las propuestas, del grupo, de la intensidad con que nos vayamos soltando y dejando hacer.
- Un retiro nos permite separarnos del ajetreo de la vida diaria, de prisas, ruidos, horarios, exigencias… El simple hecho de disfrutar de las condiciones necesarias es un regalo en sí mismo.
- Nos sentimos en un espacio seguro, donde podemos acoger, ofrecer, experimentar, profundizar y compartir.
- Formamos parte de un grupo que nos arropa. La energía de cada persona nos alimenta y sostiene, y nuestra energía suma al grupo y beneficia a cada componente.
- Realizamos actividades corporales, yoga, chikung, danza contemplativa, kiocho, que nos permiten silenciar nuestra mente y sumergirnos en el silencio.
- Dedicamos un tiempo a observar y contemplar, sin juicios, centrándonos en la propia observación. La naturaleza que rodea el espacio donde solemos realizar el retiro favorecen la contemplación.
- En nuestra sociedad mediterránea identificamos una comida grupal con conversación, risas, algarabía… Por otro lado, una comida en silencio nos da la oportunidad de disfrutar de los alimentos y del acto de comer con todos nuestros sentidos. Ver, oler, masticar, tragar, saborear, escuchar, tocar… Comer conscientemente y agradecer que la vida de lo que comemos nos permite vivir.
- A través de las actividades corporales, la meditación, la respiración, el silencio…nuestro cuerpo se va relajando, también nuestra mente, y nos sentimos relajados profundamente y descansados al terminar el día. También con más claridad mental y fuerza para abordar las dificultades que podamos estar viviendo.
- En los tiempos de silencio nos vamos sumergiendo cada vez más profundamente en nuestro interior. Muchas experiencias sólo pueden darse en esta profundidad. A veces introspección, a veces apertura, lucidez, compasión, en ocasiones encuentro, escucha, amor…
- Hace brotar en nuestro interior el agradecimiento: por la oportunidad de participar, por las personas que organizan y cuidan cada detalle, por el grupo, por el espacio, por nuestro cuerpo, por la comida, por la luz, los árboles…
En nuestro “Retiro de otoño” de este año, en el centro de la sala nos recibió una preciosa tela que vino de la India y unas velas. Sencillez, belleza, luz, camino, comunión, fluidez.
Escuchamos este pensamiento a modo de mantra, que nos acompañó en cada tiempo de silencio:
El silencio es un medio para reconocer el Espíritu, para dejarlo ser, para abrirnos a él. Es un soltarlo todo y permitirse ser llevado por la “vasta apertura“.
Paul Knitter